EUA espía a ciudadanos a través de Google, Facebook, Yahoo!, Skype y otros
Una presentación de Power Point marcada como Top Secret describe el modo en que la Agencia de Seguridad Nacional puede acceder a información de servicios de Internet como Google, Hotmail, AOL y PalTalk sobre usuarios precisos –incluso sin conocimiento de las propias compañías.
Una presentación de Power Point marcada como Top Secret describe el modo en que la Agencia de Seguridad Nacional puede acceder a información de servicios de Internet como Google, Hotmail, AOL y PalTalk sobre usuarios precisos –incluso sin conocimiento de las propias compañías.
En una extraña filtración de material clasificado, el periódico inglés The Guardian tuvo acceso a un documento de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (ASN), el cual describe, en una serie de diapositivas, un programa de vigilancia electrónica del gobierno de EU llamado PRISM, el cual afirma que la ASN cuenta con acceso directo, unilateral e irrestricto a los sistemas de Google, Facebook, Apple, próximamente Dropbox y a las bases de datos de otros proveedores de servicios de Internet.
Los detalles de la filtración no han
sido dados a conocer, pero el diario afirma haber corroborado la
autenticidad del documento de PRISM. Este programa permitiría que
cualquier agencia del gobierno recolecte información de los usuarios,
incluyendo historiales de búsqueda, contenido de emails, transferencias
de archivos y chats de voz –solicitudes de información que aumentaron
27% durante el 2012, lo que deja claro que este programa está en
operación desde hace tiempo.
No se trata de un programa de vigilancia de metadatos, como se dijo hace poco,
ni siquiera de un programa exclusivo para los Estados Unidos: PRISM
facilita la vigilancia profunda de las comunicaciones en tiempo real así
como de la información almacenada de usuarios o empresas incluso fuera
de EU, o de las comunicaciones de los estadunidenses con personas fuera
de EU. Los datos más recientes de las diapositivas datan de abril de
este año.
El documento describe el tipo de la
información que las agencias de vigilancia pueden recabar: emails, chats
de voz y video, fotografías, videos, VOIP (protocolo de comunicación
como el que usa Skype), chats de texto, transferencias de archivos,
interacciones en redes sociales y más.
El teórico Douglas Rushkoff había dicho
que los alcances de la ASN respecto a la vigilancia de datos se
limitarían a conocer los metadatos, es decir, la estadística sobre qué
tipo de persona habla con quién y cuáles son los potenciales riesgos de
ello; pero la filtración del programa PRISM deja ver que la ASN no va
por los metadatos, sino que tiene la prerrogativa de vigilar
unilateralmente –e incluso sin conocimiento por parte de los proveedores
de servicios, quienes como Google o Apple han negado toda relación con
la agencia– a individuos particulares sin que medie aviso de ningún
tipo.
La participación de las compañías
enumeradas en un principio en el programa PRISM, seguido del debate por
la cooperación de Verizon, hace necesario pensar nuevamente el alcance
de la vigilancia que los servicios de inteligencia llevan a cabo; a
diferencia de lo dicho previamente –que la ASN estaba interesada en las
comunicaciones pero no en sus contenidos–, la realidad a la que nos
enfrentamos es la de que la agencia de vigilancia más grande del mundo
puede obtener información de usuarios precisos incluso sin la
autorización o el conocimiento de los mismos proveedores de servicios, y
sin ningún tipo de orden legal.
Como dijo Rushkoff, “es desalentador y
desilusionante saber que nuestro gobierno conoce cada cosa digital que
hacemos o decimos. Pero ahora, al menos, sabemos que lo saben.” Y es que
parece que lo que antes era solamente una sospecha –la de que el
Internet está hecho de una sustancia porosa que hace ventanas en las
paredes– es nada menos que el estado de vigilancia en pleno despliegue,
afilando sus herramientas y sacrificando nuevamente libertad en pos de la esquiva seguridad.
Hace unos día también The Guardian dio a
conocer que Verizon, una de las más grandes empresas de
telecomunicación de Estados Unidos, remite todos los datos de las llamadas telefónicas de sus usuarios a la Agencia de Seguridad Nacional.
[Guardian]
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