"Cómo las grandes tecnológicas lograron que "el día tenga 34 horas"
- Beatriz Díez (@bbc_diez)
- BBC News Mundo
9 segundos.
Ese es el tiempo que, según expone Bruno Patino, dura la atención de las generaciones actuales antes de pasar a otra cosa. Un segundo más que la memoria del pez rojo.
A partir de ahí el cerebro se desengancha y, para evitarlo, para mantener nuestra atención, las redes sociales, por ejemplo, envían nuevos estímulos, señales, alertas y recomendaciones de manera constante.
Esto hace que vayamos de una cosa a otra de forma compulsiva, advierte Patino, licenciado en Ciencias Políticas y presidente del canal Arte desde 2020.
En su libo La civilisation du poisson rouge (traducido al español como "La civilización de la memoria de pez"), Patino desentraña el proceso por el que se pasó de una internet con aspiraciones de crear una inteligencia colectiva y una sociedad mejor informada al paisaje actual de polarización y desinformación, patente sobre todo en las redes sociales.
En su obra sobre el mercado de la atención, el autor francés habla sobre los instrumentos y engranajes que hacen funcionar esta nueva modalidad de capitalismo, el capitalismo digital.
Patino explica el impacto que esta constante conexión tiene sobre nuestra salud y nuestras relaciones, pero también señala que todavía hay tiempo para reaccionar.
Esta es la conversación que mantuvimos con el presidente del canal Arte
Antes de entrar en la situación en la que vivimos actualmente, en "La civilización de la memoria de pez" habla de una utopía digital en la que usted mismo también creía. ¿Cómo concebía esta utopía? ¿Cómo era su idea de internet, de esta revolución digital?
Para hablar de la utopía hay que tener solo un poco de memoria, para los que empezaron en lo digital, a fines de los años 90, lo que sucedía en el ámbito digital tenía una fuerza utópica muy grande.
Estábamos todos hablando de un nuevo continente, un nuevo planeta, las palabras que se utilizaban eran como de migración, traslado, evolución, frente pionero… Había un cierto determinismo tecnológico en el cual se imaginaba que esa nueva técnica iba a hacer nacer una nueva sociedad.
Lo ha hecho, en realidad, pero no ha dado por el momento los resultados o el tipo de sociedad que podía establecer esa utopía.
Lo veo como la mezcla de un espíritu que uno verdaderamente veía presente en California. No se puede olvidar que todo eso que ha nacido en Sillicon Valley estaba desde hace largo tiempo ya, había movimientos no solo de los hippies, también de los libertarios y otros grupos.
Había esa idea de que internet podía dar nacimiento o crear una sociedad donde todos íbamos a compartir el máximo de información y conocimiento posible y que poner en relación a los seres humanos iba a tener un impacto que no podíamos imaginar.
Por eso en el libro hablo de John Perry Barlow, que parece olvidado hoy día, pero para mí es un símbolo de esa utopía.
Él venía de esa sociedad de California, había trabajado mucho con el grupo de rock Grateful Dead y, ante todo, es el padre de la Declaración del Ciberespacio, que decía: "Estamos creando un nuevo mundo y, por favor, no se metan en ese nuevo mundo porque se va a organizar de manera natural, sin leyes, sin regulaciones".
Y ese nuevo mundo va a tener, anunciaban, algo que ver con lo que el filósofo y jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin imaginaba, es decir, una especie de conciencia universal.
Sé que decir todo eso en 2021 parece un poco cómico, un poco extraño, pero esa utopía estaba muy presente en los años 90. Incluso esas grandes empresas que llamamos Gafam (Google, Apple, Facebook,…) todas esas sociedades, esos grupos, fueron desarrollados por personas que de cierto modo tenían esa utopía.
Han pasado 25 años de esa Declaración de Barlow y tenemos un panorama completamente distinto. ¿Qué pasó?
Pasaron dos cosas. Primero, si tomamos el ejemplo de Google o de Facebook, o de otros, todas esas empresas se crearon porque tenían una idea de servicio.
En el caso de Google era poder encontrar algo y hacer disponible para todos toda la información posible; para Facebook era poner en relación a las personas para que puedan tener una vida social incrementada que no sea limitada por la geografía.
Esas empresas se crearon con una idea de servicio, pero en un momento dado tuvieron que encontrar su modelo económico, y ese es el segundo factor.
La tesis del libro es que no hay determinismo tecnológico. Lo que pasó en realidad son las consecuencias del modelo económico. En pocas palabras podemos hacer un resumen de la manera siguiente: esas empresas tuvieron que escoger un modelo económico.
Podían encontrar uno de estos tres modelos: el primero, el de Wikipedia, es decir, un modelo cooperativo, no les daba los medios necesarios para desarrollarse y lo olvidaron muy rápidamente.
El segundo modelo es el de suscripción, en el que se crearía un motor de búsqueda o una red social y usted tiene que pagar un dólar al mes, pero no lo hicieron por una razón bien simple. Si usted en ese momento hubiera lanzado servicios basados en la suscripción, el efecto de crear una red hubiera sido mucho menor.
El desarrollo de la sociedad hubiera sido limitado por el número de personas dispuestas a pagar algo. Los modelos de suscripción nos parecen algo muy natural en 2021, pero en 1999 o principios de los años 2000 la suscripción en la red era algo muy raro, muy poco desarrollado.
El tercer modelo que adoptaron es el de los medios de comunicación, básicamente de la televisión y la radio, que es el modelo de la publicidad. Se plantearon: "Vamos a hacer que nuestros servicios sean gratuitos para que el mayor número de personas los puedan utilizar y nos vamos a financiar gracias a la publicidad".
Las empresas de internet estudian nuestro comportamiento para captar nuestra atención y orientar los productos publicitarios.
Esa decisión, esa adopción del modelo económico, a mi manera de ver, es el momento en que se complica la cosa y en que el modelo cambia.
La publicidad digital está basada en dos cosas:
- Como todas las publicidades del mundo, en el tiempo que usted pasa en el medio de comunicación (cuanto más tiempo pasa en sus páginas, más tiempo está en contacto con la publicidad). Los Google, Facebook, YouTube tienen como objetivo que usted pase el mayor tiempo posible en sus servicios.
- La publicidad digital por supuesto utiliza los datos personales para tener la máxima eficiencia posible.
Se desarrolla entonces la famosa economía de la atención, que es un modelo que no es nuevo, que fue desarrollado en los años 60 por economistas en Estados Unidos, pero que cambia en ese momento por dos razones.
Con la invención del smartphone en 2006, usted puede estar conectado todo el día. La compañía puede intentar captar su atención 24 horas diarias, lo cual con una pantalla de computadora o de televisión o una radio no es posible, porque normalmente usted no vive con esa pantalla las 24 horas los 7 días.
A partir de ahí ya no hay límite en el número de horas que se puede intentar capturar a la gente.
Y, segundo, con los datos personales de los usuarios, las empresas tienen los instrumentos para que el intento de captar la atención de las personas sea lo más preciso posible, porque la máquina conoce muchas cosas de usted, cosas que provocan emoción y, poco a poco, adicción.
En ese momento, adoptando esos modelos, naturalmente esas compañías desarrollan instrumentos que pasan de la costumbre a la adicción. Digamos que pasan de intentar provocar una reacción suya a provocar una emoción suya, porque la emoción es el vínculo más eficiente para que un mensaje tenga una rentabilidad económica.
Lo que trato de explicar con ejemplos en el libro de lo que se hizo y por qué se hizo no es nada secreto, es solamente la consecuencia lógica del modelo económico de la economía de la atención.
Me llamó mucho la atención un punto en el que usted dice que su día ya no tiene 24 horas sino 34. ¿Qué quiere decir con eso?
Esa pantallita que usted tiene siempre en la mano, el smartphone, nos permite una conexión permanente y los modelos de economía de la atención nos empujan a estar en conexión con las redes sociales incluso si usted está haciendo otra cosa.
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